Predigten von P. Martin Löwenstein SJ

Homilía del Domingo 28 del ciclo litúrgico C, 2001

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2. August 1998 - St Leonhard Internationale Englischsprachige Gemeinde

1. Catarsis

  • Cuando la luz del cine se enciende de nuevo, la función ha terminado. ¿Qué ha quedado de las dos horas que hemos pasado ante la pantalla en las que hemos compartido la angustia y sobresalto, la esperanza, la derrota y la victoria de los héroes?. ¿Qué ha quedado?. El gran filósofo Aristóteles conocía la respuesta: Catarsis(1). Aristóteles era de la opinión de que quien presencia una buena y auténtica tragedia puede experimentar con ella purificación, purificación de sus propias pasiones.
  • Lo que se presenta en la pantalla y en la escena, debe recordar la propia vida. Entonces se hace la misma pregunta, lo que verdaderamente permanece, cuando yo en particular o nosotros como pueblo hemos presenciado una tragedia. ¿Cómo ha cambiado el sobresalto del 11 de Septiembre la ciudad de Nueva York?. ¿Qué se ha conseguido con que el pueblo alemán recordase tarde y de una forma insuficiente el espanto de Auschwitz y Warschau?. ¿Cómo se pasa de largo cuando yo mismo o alguno de mi familia ha sufrido una grave enfermedad?.
  • A menudo el olvido es una involuntaria reacción al espanto pasado, sobre todo si los acontecimientos fueron entretejidos con culpa propia. Por eso, no sin razón, el psicoanálisis ha intentado quebrar este olvido, cuando el ser humano enferma por un pasado reprimido.

2. Diez Leprosos

  • El encuentro de Jesús con diez leprosos se produce en su camino hacia Jerusalém. Allí se cumple el camino que debe llevar al Reino de Dios. En este camino, zona limítrofe, Jesús es llamado por diez hombres que no se podían acercar a ninguna persona sana porque su enfermedad era contagiosa. Le llaman así: "Maestro, ten misericordia de nosotros".
  • La curación ocurre de una forma tan inadvertida que solo se puede imaginar. Jesús los envía a los sacerdotes, que eran entonces el Servicio de Salud Pública. En el camino hacía allí, según se dice, quedaron limpios. Catarsis es la palabra griega que se utiliza aquí y que significa purificación. Han con seguido lo que querían: estar sanos.
  • Sólo uno, y además extranjero, no se da por satisfecho sólo con esto y entona una alabanza a Dios. Esta alabanza a Dios se hace visible volviéndose hacia Jesús y alabando a Dios en Él, que le ha curado. A este "único" le dice Jesús: "Tu fe te ha salvado", y "Levántate y vete". A éste es al que le ha sucedido algo más importante que quedar limpio, ha encontrado la fe.

3. Eucaristía

  • El milagro de la curación de los diez leprosos no tiene que ver automáticamente con la fe. La curación sucede en cierto modo incidentalmente. La curación del cuerpo enfermo puede conducir a la fe y con ella a cambiar al ser humano. En el caso presente sólo ha sucedido en uno de los diez casos. Por consiguiente no es evidente. Los nueve que no volvieron han puesto punto final a su pasado y con ello han impedido que la purificación alcance también al corazón. Para estos nueve la purificación se ha quedado en algo sólo superficial; una catarsis del corazón no ha tenido lugar.
  • La fe judeo-cristiana conoce y se agarra a la fuerza del recuerdo. Los seres humanos de la Biblia nos enseñan que la totalidad de la vida, lo elevado y lo bajo en la historia del hombre tiene que ver internamente con Dios. La ruta hacia Jerusalém también la podemos recorrer nosotros sólo si no nos olvidamos en cada tramo del camino de lo que queda detrás nuestro.
  • La clave del recuerdo se llama agradecimiento. El único curado, que es el que vuelve, vive de la fe. Alabando a Dios, le agradece la curación. En griego la palabra utilizada es "dar gracias", de la cual toma el nombre la celebración que nos reúne todos los domingos. Eucaristía. El curado, echándose a los pies de Jesús, expresa con todo su cuerpo que esta gratitud ha alcanzado su corazón. Por la limpieza de la piel de la lepra ha llegado a la catarsis del corazón. Enviándole Jesús: "Levántate, vete. Tu fe te ha salvado" le sucede al curado lo que también nos ocurre a nosotros. Al terminar la celebración de la Eucaristía se nos remite a la vida. Por el recuerdo se llega al agradecimiento y al envío. Por eso se termina la Misa con las palabras: "Id en paz". Amén.

Domingo 28 del T.O. Ciclo C - Übersetzung von Maria Teresa Sierra
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Anregungen und Kritik bitte an Martin.Loewenstein@Jesuiten.org


Nota

(1) "La tragedia...en el paso por el lamento y el estremecimiento consiguiendo finalmente una purificación de tales pasiones". Poética 6,1449b 24-27.
Consultar kaqaroz, Diccionario exegético del NT, vol I, pág 2098. Sígueme 1.996.

En la Iglesia de St. Georg de Munich, una placa conmemorativa recuerda al P. Delp con esta inscripción:
"Por el Evangelio soporto mis sufrimientos, incluso cadenas como un malhechor. Pero la Palabra de Dios no está encadenada" (2 Tim 2,8-9)